1. adj. y s. Natural de Albi.
2. adj. Perteneciente o relativo a esta ciudad de Francia.
3. adj. Se dice del hereje de una secta que tuvo su principal asiento en la ciudad de Albi durante los siglos XII y XIII. U. m. c. s. m. pl.
Esta secta religiosa, dotada de una profunda religiosidad, surge frente al problema del mal recurriendo al sistema dualista del tipo maniqueo: Todo lo carnal procede del mal y la adhesión al Dios del bien exige una abstinencia carnal. Trataban como iguales a las mujeres y aceptaban las diferencias de credo, a la vez que defendían que el infierno no existe. Sólo los puros, los cátaros, ponían en práctica este principio. Para éstos, Dios no se pudo encarnar, entrando en clara contradicción con la doctrina de la Iglesia. Los adeptos se agrupaban en comunidades que se vieron favorecidas frente a la inmoralidad imperante, obteniendo el apoyo de los nobles, la burguesía local y la población en la comarca del Languedoc, en el sureste francés, donde se respiraban aires de mayor libertad frente a la presión de la Iglesia católica.
El papa Inocencio III, el rey francés Felipe II y los cistercienses encargaron su liquidación a Simon de Montfort, quien, en 1209, pasó a cuchillo a más de 20.000 habitantes de Beziers y persiguió a los nobles más representativos de los albigenses.
4. adj. Perteneciente o relativo a estos herejes. ORIGEN
2. adj. Perteneciente o relativo a esta ciudad de Francia.
3. adj. Se dice del hereje de una secta que tuvo su principal asiento en la ciudad de Albi durante los siglos XII y XIII. U. m. c. s. m. pl.
Esta secta religiosa, dotada de una profunda religiosidad, surge frente al problema del mal recurriendo al sistema dualista del tipo maniqueo: Todo lo carnal procede del mal y la adhesión al Dios del bien exige una abstinencia carnal. Trataban como iguales a las mujeres y aceptaban las diferencias de credo, a la vez que defendían que el infierno no existe. Sólo los puros, los cátaros, ponían en práctica este principio. Para éstos, Dios no se pudo encarnar, entrando en clara contradicción con la doctrina de la Iglesia. Los adeptos se agrupaban en comunidades que se vieron favorecidas frente a la inmoralidad imperante, obteniendo el apoyo de los nobles, la burguesía local y la población en la comarca del Languedoc, en el sureste francés, donde se respiraban aires de mayor libertad frente a la presión de la Iglesia católica.
El papa Inocencio III, el rey francés Felipe II y los cistercienses encargaron su liquidación a Simon de Montfort, quien, en 1209, pasó a cuchillo a más de 20.000 habitantes de Beziers y persiguió a los nobles más representativos de los albigenses.
4. adj. Perteneciente o relativo a estos herejes. ORIGEN
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