Fernando VII, por Vicente López. |
En 1802 se casó con María Antonia de Nápoles, quien lloró de desesperación la primera vez que le vio (su madre describía a Fernando como de “horrible aspecto, una voz que da miedo y tonto completo”. La princesa, a pesar de su aflautada voz y carácter apático, le llegó a tomar afecto, pero falleció en 1806.
Tras el motín de Aranjuez Godoy fue destituido y Carlos IV abdicó, con lo que Fernando VII empezó a reinar entre el entusiasmo popular, que hacía a Godoy responsable de todos los males. Pero los franceses ya habían penetrado en España: el rey marchó a Bayona, devolvió la corona a su padre y éste la pasó a Napoleón, quien la destinaba a su hermano José. En 1814 Napoleón le deja en libertad y vuelve a España para derogar la constitución de 1812, restaurar el absolutismo y perseguir a los liberales. Se casó en 1816 con María Isabel de Braganza, que falleció dos años después; entonces volvió a casarse, esta vez con María Josefa Amalia de Sajonia, poco agraciada, muy devota y aficionada a la poesía.
Tras el pronunciamiento de Riego (1820) se vio obligado a jurar la constitución de 1812, pero apenas tres años después pidió ayuda a Francia, que envió a los Cien mil hijos de San Luis para restaurar el régimen (“la década ominosa”, con Calomarde). Muerta la tercera esposa en 1829, el rey se casó con su sobrina María Cristina de Borbón ese mismo año. Promulgó la Pragmática sanción en 1930, que permitía heredar el trono a las mujeres, y a los seis meses nació la futura Isabel II: empezaban las guerras carlistas.
fernandino, na.
1. adj. Perteneciente o relativo a Fernando VII.
2. adj. y s. Partidario de este rey.
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