1. adj. Se dice de quienes, al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, en Méjico, se rebelaban, por los años 1926 a 1929, durante el conflicto entre la Iglesia y el Estado. U. t. c. s.
El presidente mejicano Calles promulgó en junio de 1926 una serie de leyes que prohibían las manifestaciones públicas de culto católico por lo que muchos católicos se consideraron perseguidos. Fracasada la oposición a estas leyes, a finales de 1926, se inició la sublevación cristera, llamada así porque los sublevados llevaban crucifijos en su uniforme y su grito de guerra era “¡Viva Cristo Rey!”. El movimiento se extendió a varios estados de Méjico (Colima, Jalisco, Michoacán...) y duró hasta mediados de 1929, cuando se firmó un modus vivendi entre el arzobispo Ruiz, de Morelia, y el presidente Portes Gil, sucesor de Calles. Sin embargo muchos cristeros siguieron luchando hasta la muerte de su último “general”, Rocha, en 1936. ORIGEN
El presidente mejicano Calles promulgó en junio de 1926 una serie de leyes que prohibían las manifestaciones públicas de culto católico por lo que muchos católicos se consideraron perseguidos. Fracasada la oposición a estas leyes, a finales de 1926, se inició la sublevación cristera, llamada así porque los sublevados llevaban crucifijos en su uniforme y su grito de guerra era “¡Viva Cristo Rey!”. El movimiento se extendió a varios estados de Méjico (Colima, Jalisco, Michoacán...) y duró hasta mediados de 1929, cuando se firmó un modus vivendi entre el arzobispo Ruiz, de Morelia, y el presidente Portes Gil, sucesor de Calles. Sin embargo muchos cristeros siguieron luchando hasta la muerte de su último “general”, Rocha, en 1936. ORIGEN
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