"Cid" proviene del apelativo del árabe dialectal SID, que significa “señor”. Se llamó Rodrigo Díaz de Vivar (Vivar, a 7 km de Burgos, c.1043 – Valencia 1099), caballero castellano héroe de la Reconquista.
Con los cristianos en pleno régimen de parias, Rodrigo Díaz aparece en la historia al servicio del infante Sancho de Castilla acudiendo al servicio de Muptadir de Zaragoza para detener el avance de la reconquista aragonesa. Cuando Sancho II sube al trono, Rodrigo se convierte en su alférez y venció a Jimeno Garcés, victoria que dio a Castilla la posesión de Pazuengos y los castillos de los montes de Oca, y a él el sobrenombre de Campeador. Ante la sospechosa muerte de Sancho II, sus relaciones con Alfonso VI, nuevo rey y hermano de aquél, no fueron buenas, por lo que, tras el famoso juramento de Santa Gadea, el Campeador pasó a un segundo plano.
En 1081 estas relaciones se rompieron por el cobro de unas parias y la creciente iniciativa de Rodrigo acabó por ser desterrado. Marchó a Barcelona, pero no llegó a un acuerdo con el conde Berenguer Ramón II el Fratricida, acuerdo que sí llegó a buen término con Muqtdir ibn Hud de Zaragoza y, muerto éste, con su hijo mayor Yusuf al-Mutamin. Seguramente en esa época surge el apodo de CID. El acuerdo evitaba el enfrentamiento con Alfonso VI.
Entre 1086 y 1089 hay una primera reconciliación entre vasallo y rey: el Cid recibió tierras, castillos y la concesión a él y a sus descendientes de todas las tierras que conquistara en el Levante. Fue desterrado de nuevo por no haberse reunido con las tropas castellanas en la campaña de Aledo. Entonces se deshizo de todos los aspirantes a conquistar Valencia (incluyendo a los catalanes), conquista que se hizo realidad en 1094 tras largo sitio. La reconciliación final (la tercera) con Alfonso VI tuvo lugar en 1097, cuando el único hijo del Cid, Diego, murió luchando junto a las huestes reales en Consuegra. Tras su muerte en 1099, su viuda, doña Jimena, resistió el empuje almorávide hasta el 4 de mayo de 1102.
cidiano, na.
1. adj. Perteneciente o relativo al Cid.
Con los cristianos en pleno régimen de parias, Rodrigo Díaz aparece en la historia al servicio del infante Sancho de Castilla acudiendo al servicio de Muptadir de Zaragoza para detener el avance de la reconquista aragonesa. Cuando Sancho II sube al trono, Rodrigo se convierte en su alférez y venció a Jimeno Garcés, victoria que dio a Castilla la posesión de Pazuengos y los castillos de los montes de Oca, y a él el sobrenombre de Campeador. Ante la sospechosa muerte de Sancho II, sus relaciones con Alfonso VI, nuevo rey y hermano de aquél, no fueron buenas, por lo que, tras el famoso juramento de Santa Gadea, el Campeador pasó a un segundo plano.
En 1081 estas relaciones se rompieron por el cobro de unas parias y la creciente iniciativa de Rodrigo acabó por ser desterrado. Marchó a Barcelona, pero no llegó a un acuerdo con el conde Berenguer Ramón II el Fratricida, acuerdo que sí llegó a buen término con Muqtdir ibn Hud de Zaragoza y, muerto éste, con su hijo mayor Yusuf al-Mutamin. Seguramente en esa época surge el apodo de CID. El acuerdo evitaba el enfrentamiento con Alfonso VI.
Entre 1086 y 1089 hay una primera reconciliación entre vasallo y rey: el Cid recibió tierras, castillos y la concesión a él y a sus descendientes de todas las tierras que conquistara en el Levante. Fue desterrado de nuevo por no haberse reunido con las tropas castellanas en la campaña de Aledo. Entonces se deshizo de todos los aspirantes a conquistar Valencia (incluyendo a los catalanes), conquista que se hizo realidad en 1094 tras largo sitio. La reconciliación final (la tercera) con Alfonso VI tuvo lugar en 1097, cuando el único hijo del Cid, Diego, murió luchando junto a las huestes reales en Consuegra. Tras su muerte en 1099, su viuda, doña Jimena, resistió el empuje almorávide hasta el 4 de mayo de 1102.
cidiano, na.
1. adj. Perteneciente o relativo al Cid.
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