(De Cistercium, nombre latino de Citeaux, lugar de Francia.)
1. m. Orden religiosa, de la regla de San Benito, fundada por San Roberto en el siglo XI y que surgió como reforma de la orden cluniacense.
En 1098, el abad de la abadía cluniacense de Molesmes, Roberto, quiso restablecer la austeridad primitiva de la regla de San Benito y fundó una abadía en Citeaux. Su sucesor, San Alberico, puso 2l monasterios bajo la protección del papa. Con su tercer abad, San Esteban Harding, la fundación inicia su primera gran expansión. La orden del Císter estaba menos centralizada que la de Cluny, y dejaba en manos de cada monasterio. En 1153 había 343 monasterios. Por la definitiva influencia de San Bernardo a partir de 1134 se insistió en la austeridad: ni pinturas, ni esculturas, ni vidrieras o pavimentos de color, nada de campanarios, el pueblo no es admitido a los oficios y, en definitiva, nada que distraiga la atención del monje. Esta regla fue cayendo en desuso a partir del siglo XIV. ORIGEN
1. m. Orden religiosa, de la regla de San Benito, fundada por San Roberto en el siglo XI y que surgió como reforma de la orden cluniacense.
En 1098, el abad de la abadía cluniacense de Molesmes, Roberto, quiso restablecer la austeridad primitiva de la regla de San Benito y fundó una abadía en Citeaux. Su sucesor, San Alberico, puso 2l monasterios bajo la protección del papa. Con su tercer abad, San Esteban Harding, la fundación inicia su primera gran expansión. La orden del Císter estaba menos centralizada que la de Cluny, y dejaba en manos de cada monasterio. En 1153 había 343 monasterios. Por la definitiva influencia de San Bernardo a partir de 1134 se insistió en la austeridad: ni pinturas, ni esculturas, ni vidrieras o pavimentos de color, nada de campanarios, el pueblo no es admitido a los oficios y, en definitiva, nada que distraiga la atención del monje. Esta regla fue cayendo en desuso a partir del siglo XIV. ORIGEN
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